Vení y dame un beso.
Una mañana soleada, una calle que comienza a nutrirse de transeúntes, gente que revisa sus bolsillos en busca de monedas para el colectivo.
Caminando con prisa llega Naomi a la parada de la Línea 15.
NAOMI
(al celular)
No voy a llegar a dar la entrega a tiempo, me quedé dormida y ya hace quince minutos que debí llegar a clase, no tengo dinero para el taxi y Márquez no me va a dejar entrar a clase, nunca te deja entrar si llegas tarde.
Por la avenida de Scalabrini Ortiz viene Fernet, un joven empresario recién llegado a la ciudad que disfruta del día soleado en lo que maneja un Fiat negro a velocidad moderada. Llama su atención el rostro expresivo de Naomí y la silueta que queda de manifiesto cuando ella se acerca al suelo a recoger sus útiles que se caen de su mano en lo que intenta seguir hablando por teléfono. Fernet se acerca y le ofrece su ayuda.
FERNET
Cuidado con la gravedad, la última vez que me atacó terminé en el fondo de una alberca.
Naomi, sigue hablando sin hacer mucho caso aparentemente del comentario del hombre del auto.
NAOMI
(al celular)
Igual tendría que recursar y no es posible que me pasé, no puedo definitivamente… ¡Demonios, donde están las monedas!
Fernet, dejando el auto mal estacionado, se baja del coche y se acerca a Naomi con determinación. Se observa al caminar a un hombre joven y elegante, con una sonrisa de seguridad irresistible. Se percata con la vista de que Naomi lleva unos diseños en una carpeta transparente, se acerca para ayudarla y Naomi ofrece una expresión de rechazo hacia la ayuda y se apresura a juntar todo por ella misma. Fernet solo alcanza a encontrar en el suelo la moneda que Naomi utilizaría para el colectivo
FERNET
Parece que también le va a hacer falta esta moneda.
Naomí la toma de la mano de Fernet, cuelga la llamada y observa al horizonte intentando ver la llegada del colectivo que al parecer no llegaría
FERNET
Yo también pienso que será un día soleado, por fortuna no olvide el antitranspirante. Me parece que estudiamos lo mismo. Buenos días Naomi, yo soy Fernet.
Naomi sorprendida de que Fernet sabía su nombre recobra la calma al observar su nombre con letras rojas sobre la carpeta negra y le contesta.
NAOMI
No creo que estudiemos lo mismo. Estudio Diseño y no quisiera ser grosera pero tengo prisa como para platicar.
FERNET
Que mal observador soy, tiene razón no estudiamos lo mismo. Yo estudiaba una forma de conocerla pero parece que tendré que recursar. Si no le molesta, yo puedo llevarla al psiquiatra, que supongo que es a donde va.
NAOMI
No acepto favores de extraños y menos de los que me intentan decir loca.
FERNET
Ohh! No intentaba decirle loca, pero es que en su espalda lleva pegado un papel que dice: “Me urge un psiquiatra”.
NAOMI
(pensando)
Dios, ¿Por qué no me diste un hermano menos odioso? ¿Por qué tuvo que tomar las pilas de mi despertador para jugar Game Boy el día de mi examen? Solo intento hacer bien las cosas, ya sabes, ser una buena hija, estudiante, compañera, novia no puedo ser porque no tengo novio pero igual sería la mejor. La receta la sigo pero todo se me quema, me lavo los dientes antes de dormir, me depilo una vez por semana y rezo todas las noches, soy buena estudiante y hago las tareas siempre, no veo los Simpsons ni consumo drogas, evito los enlatados y lavo los trastes aunque no sean míos, no le hago mal a nadie y a veces les hago el bien a algunos o compro “Hecho en Buenos Aires” para prender la estufa y ayudar a los desempleados. ¿Quién soy yo para ir luciendo un letrero de psicópata por la calle? ¿Vos me estás cargando? ¿Qué quiere este sujeto Fernet con una loca?
Naomi comienza a transformarse de una mujer enojada a una mujer desesperada y entra en el proceso innegable para desatar en lágrimas de impotencia cuando, milagrosamente, pasa una pequeña ráfaga de viento por la calle y un billete de 10 pesos se le atora en sus zapatillas deportivas color verde.
FERNET
¿Vientos favorables Noemí?
NAOMI
(pensando)
10 pesos, ya tengo para irme en taxi a la Universidad, quizá me acepten el trabajo y pueda sacar al menos un 8, irme de vacaciones al caribe mexicano, comprar un yate…de papel.
NAOMI
Así parece, me disculpas pero tengo que apresurarme a tomar un taxi, que tengas buen día, ehh… ¿Fernet?
FERNET
Sí. Fernet. Hasta luego y que igual tengas un buen día.
Naomi camina impulsivamente hacia ninguna parte en busca de un taxi que tampoco se deja ver. Se muerde las uñas y como un astro ve venir la forma de un auto negro con un tarjetón que dice libre y se parque a su lado, entra apresuradamente a la cabina de atrás.
NAOMI
¡A Avenida Doctor Balbín Ricardo a la altura de Francisco Bauzá, rapido!
FERNET
Claro que sí. Buenos días, otra vez.
Naomi no puede creer lo que pasa, se acaba de subir en el coche de Fernet y van rumbo a la Av. de un doctor.
FERNET
Por fin si irás con el psiquiatra.
Naomi no puede disimular una sonrisa y la expresa disimuladamente, parece que su día le esta dando algunos tintes de que será diferente o especial, así como también se los da a Fernet.
NAOMI
¿Quien eres tú?
FERNET
Me imagino que ahora que ya no soy un extraño esta bien que permitas que te lleve a tu destino. Y por si lo olvidaste, yo soy Fernet y vine de lejos a hacer tu día especial
NAOMI
Algo como un ángel del cielo o una reencarnación de un rey con el que estuve casada en Egipto hace dos mil años.
FERNET
La historia verdadera es un poco distinta; escribo novelas de terror y estoy viajando en busca de vivencias para escribir demencias y… a la mitad del proceso estaba usted que me distrajo, de pie esperando el colectivo, como pieza de porcelana, y, levantando sus útiles escolares, como una mariposa de alas cerradas. Ahora soy parte de su historia y quisiera pensar que la casualidad no existe para haberla conocido y la oportunidad se abre paso para que le invite un helado.
Se estacionaba el automóvil en la dirección indicada y Naomi nerviosa tomaba sus cosas y se disponía a salir del auto, tenía un pié atorado y torpemente se zafó para por fin tocar banqueta.
NAOMI
Mírame y ve el cuento de terror que hay en mí, no intentes imaginar ningún cuarto desordenado ni a ninguna abuela muerta que se manifiesta, mira adentro y dime que ves.
FERNET
Me veo a mí.
NAOMI
No estás tan feo para ser un cuento de terror, además, mis ojos ridículos te ven atractivo y simpático, mira bien.
FERNET
Me veo a mí, sin ti. Eso ya parece más un cuento de terror.
NAOMI
Que romántico que sos, ¿en verdad escribes terror? Tengo que entregar esto, tengo que irme, ya sabes lo que se dice de dejar libre lo que sentimos que es nuestro, aunque de mí no olvides que estuvimos juntos, no le tengas miedo a si hoy aparezco en tu cocina o en tus sueños o en tus pesadillas, déjate ir pero llévame con vos y, algún día que no encuentres una historia que escribir, da una vuelta por donde pasa el colectivo de la ruta 15, busca en la banqueta alguna carpeta tirada, alguna ventisca que lleve billetes de diez pesos o alguna mujer que hable desesperada por celular, olvida la ambulancia que había en la esquina y la mancha de sangre en la banqueta que no viste por ver mis caderas.
FERNET
¿Y después?
NAOMI
¿Qué sabemos de lo que pasa después? Solo vení y dame un beso.
Naomi y Fernet se acercaron, hacía calor y los ojos de ambos se cerraban, Fernet solo movía su rostro y Naomi acompañaba su acercamiento con sus brazos ya dispuestos y enteros al abrazo frágil… y ahí, solo quedo Fernet.
Caminando con prisa llega Naomi a la parada de la Línea 15.
NAOMI
(al celular)
No voy a llegar a dar la entrega a tiempo, me quedé dormida y ya hace quince minutos que debí llegar a clase, no tengo dinero para el taxi y Márquez no me va a dejar entrar a clase, nunca te deja entrar si llegas tarde.
Por la avenida de Scalabrini Ortiz viene Fernet, un joven empresario recién llegado a la ciudad que disfruta del día soleado en lo que maneja un Fiat negro a velocidad moderada. Llama su atención el rostro expresivo de Naomí y la silueta que queda de manifiesto cuando ella se acerca al suelo a recoger sus útiles que se caen de su mano en lo que intenta seguir hablando por teléfono. Fernet se acerca y le ofrece su ayuda.
FERNET
Cuidado con la gravedad, la última vez que me atacó terminé en el fondo de una alberca.
Naomi, sigue hablando sin hacer mucho caso aparentemente del comentario del hombre del auto.
NAOMI
(al celular)
Igual tendría que recursar y no es posible que me pasé, no puedo definitivamente… ¡Demonios, donde están las monedas!
Fernet, dejando el auto mal estacionado, se baja del coche y se acerca a Naomi con determinación. Se observa al caminar a un hombre joven y elegante, con una sonrisa de seguridad irresistible. Se percata con la vista de que Naomi lleva unos diseños en una carpeta transparente, se acerca para ayudarla y Naomi ofrece una expresión de rechazo hacia la ayuda y se apresura a juntar todo por ella misma. Fernet solo alcanza a encontrar en el suelo la moneda que Naomi utilizaría para el colectivo
FERNET
Parece que también le va a hacer falta esta moneda.
Naomí la toma de la mano de Fernet, cuelga la llamada y observa al horizonte intentando ver la llegada del colectivo que al parecer no llegaría
FERNET
Yo también pienso que será un día soleado, por fortuna no olvide el antitranspirante. Me parece que estudiamos lo mismo. Buenos días Naomi, yo soy Fernet.
Naomi sorprendida de que Fernet sabía su nombre recobra la calma al observar su nombre con letras rojas sobre la carpeta negra y le contesta.
NAOMI
No creo que estudiemos lo mismo. Estudio Diseño y no quisiera ser grosera pero tengo prisa como para platicar.
FERNET
Que mal observador soy, tiene razón no estudiamos lo mismo. Yo estudiaba una forma de conocerla pero parece que tendré que recursar. Si no le molesta, yo puedo llevarla al psiquiatra, que supongo que es a donde va.
NAOMI
No acepto favores de extraños y menos de los que me intentan decir loca.
FERNET
Ohh! No intentaba decirle loca, pero es que en su espalda lleva pegado un papel que dice: “Me urge un psiquiatra”.
NAOMI
(pensando)
Dios, ¿Por qué no me diste un hermano menos odioso? ¿Por qué tuvo que tomar las pilas de mi despertador para jugar Game Boy el día de mi examen? Solo intento hacer bien las cosas, ya sabes, ser una buena hija, estudiante, compañera, novia no puedo ser porque no tengo novio pero igual sería la mejor. La receta la sigo pero todo se me quema, me lavo los dientes antes de dormir, me depilo una vez por semana y rezo todas las noches, soy buena estudiante y hago las tareas siempre, no veo los Simpsons ni consumo drogas, evito los enlatados y lavo los trastes aunque no sean míos, no le hago mal a nadie y a veces les hago el bien a algunos o compro “Hecho en Buenos Aires” para prender la estufa y ayudar a los desempleados. ¿Quién soy yo para ir luciendo un letrero de psicópata por la calle? ¿Vos me estás cargando? ¿Qué quiere este sujeto Fernet con una loca?
Naomi comienza a transformarse de una mujer enojada a una mujer desesperada y entra en el proceso innegable para desatar en lágrimas de impotencia cuando, milagrosamente, pasa una pequeña ráfaga de viento por la calle y un billete de 10 pesos se le atora en sus zapatillas deportivas color verde.
FERNET
¿Vientos favorables Noemí?
NAOMI
(pensando)
10 pesos, ya tengo para irme en taxi a la Universidad, quizá me acepten el trabajo y pueda sacar al menos un 8, irme de vacaciones al caribe mexicano, comprar un yate…de papel.
NAOMI
Así parece, me disculpas pero tengo que apresurarme a tomar un taxi, que tengas buen día, ehh… ¿Fernet?
FERNET
Sí. Fernet. Hasta luego y que igual tengas un buen día.
Naomi camina impulsivamente hacia ninguna parte en busca de un taxi que tampoco se deja ver. Se muerde las uñas y como un astro ve venir la forma de un auto negro con un tarjetón que dice libre y se parque a su lado, entra apresuradamente a la cabina de atrás.
NAOMI
¡A Avenida Doctor Balbín Ricardo a la altura de Francisco Bauzá, rapido!
FERNET
Claro que sí. Buenos días, otra vez.
Naomi no puede creer lo que pasa, se acaba de subir en el coche de Fernet y van rumbo a la Av. de un doctor.
FERNET
Por fin si irás con el psiquiatra.
Naomi no puede disimular una sonrisa y la expresa disimuladamente, parece que su día le esta dando algunos tintes de que será diferente o especial, así como también se los da a Fernet.
NAOMI
¿Quien eres tú?
FERNET
Me imagino que ahora que ya no soy un extraño esta bien que permitas que te lleve a tu destino. Y por si lo olvidaste, yo soy Fernet y vine de lejos a hacer tu día especial
NAOMI
Algo como un ángel del cielo o una reencarnación de un rey con el que estuve casada en Egipto hace dos mil años.
FERNET
La historia verdadera es un poco distinta; escribo novelas de terror y estoy viajando en busca de vivencias para escribir demencias y… a la mitad del proceso estaba usted que me distrajo, de pie esperando el colectivo, como pieza de porcelana, y, levantando sus útiles escolares, como una mariposa de alas cerradas. Ahora soy parte de su historia y quisiera pensar que la casualidad no existe para haberla conocido y la oportunidad se abre paso para que le invite un helado.
Se estacionaba el automóvil en la dirección indicada y Naomi nerviosa tomaba sus cosas y se disponía a salir del auto, tenía un pié atorado y torpemente se zafó para por fin tocar banqueta.
NAOMI
Mírame y ve el cuento de terror que hay en mí, no intentes imaginar ningún cuarto desordenado ni a ninguna abuela muerta que se manifiesta, mira adentro y dime que ves.
FERNET
Me veo a mí.
NAOMI
No estás tan feo para ser un cuento de terror, además, mis ojos ridículos te ven atractivo y simpático, mira bien.
FERNET
Me veo a mí, sin ti. Eso ya parece más un cuento de terror.
NAOMI
Que romántico que sos, ¿en verdad escribes terror? Tengo que entregar esto, tengo que irme, ya sabes lo que se dice de dejar libre lo que sentimos que es nuestro, aunque de mí no olvides que estuvimos juntos, no le tengas miedo a si hoy aparezco en tu cocina o en tus sueños o en tus pesadillas, déjate ir pero llévame con vos y, algún día que no encuentres una historia que escribir, da una vuelta por donde pasa el colectivo de la ruta 15, busca en la banqueta alguna carpeta tirada, alguna ventisca que lleve billetes de diez pesos o alguna mujer que hable desesperada por celular, olvida la ambulancia que había en la esquina y la mancha de sangre en la banqueta que no viste por ver mis caderas.
FERNET
¿Y después?
NAOMI
¿Qué sabemos de lo que pasa después? Solo vení y dame un beso.
Naomi y Fernet se acercaron, hacía calor y los ojos de ambos se cerraban, Fernet solo movía su rostro y Naomi acompañaba su acercamiento con sus brazos ya dispuestos y enteros al abrazo frágil… y ahí, solo quedo Fernet.
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