lunes, septiembre 19, 2005

El Mago


Hace unos días paseaba por el jardín botánico de la ciudad de Buenos Aires y distraido como casi siempre me tope con un hombre delgado, alto, de ojos hundidos y voz cómicamente muy seria.

Yo venía enajenado viendo como eran esos semaforos de la Av. Santa Fé cuando me detuvo y me dijo a manera de saludo dominical de parroquia que fuera mas cuidadoso con los 300 pesos argentinos que llevaba en la cartera que se me había caído hacía 3 pasos atrás, sorprendido volteé hacia atrás y encontré sobre el suelo, a unos centímetros de un recuerdo de perro, a mi cartera de piel negra que guardaba celosa en el interior, en efecto, 300 pesos.

Tomé la cartera y volví para preguntarle al señor como sabía el contenido de la cartera, a lo cuál el hombre de mirada cansada respondía: Soy un mago.

Sentados con los alfajores de limón y los cafés caliente me contaba que hacía mucho mucho tiempo en la antigua Persia, existía ya un grupo llamado Magos y seguían al nada bien parecido Zoroastro, conocido por otras personalidades, incluídas a Nietzche, como Zaratustra, en ese entonces considerado y en nuestros entonces también literariamente, como maestro y profeta.

Después yo le conté que en mi pueblo natal teníamos a dos magos, en una palma teníamos al famoso Mago Frank y su conejo Blass, que ya eran famosos en México y hacían reir a la gente con sus chistosadas de ventrilocuo ( añadiendole oportunamente el dato histíroco de que un día estuve comiendo con el porque era el tío de una amiga y divertido estuve aprendiendo un truco muy bueno de como formar a una mujer en la bañera a través de una cuchara de metal).

En el otro meridiano tenía en mis recuerdos a una señora que ayudaba a mi abuelita Jose a las labores domésticas y le decían Mago.

El prosiguió contándome algunos elementos de su historia que se habían conformados por historias de Babilonia, y la astrología, demonología y magia de varias épocas. En sus rituales, según él, se vertían libaciones de leche pura de toro, aceite de risino y miel sobre hojuelas de maíz, al tiempo que entonaban rezos y canciones populares como "The little dog dance".

Las vestimentas de esos hombres, como seguía relatándome, eran blancas y usaban también tiaras (tiaras es ese gorrito cónico que se ponen en la cabeza por si no te acordabas...), en las manos llevaban un haz de ramas de tamarisco.

En el instante lo detuve y comencé a platicar la historia de unos refrescos de tamarindo que probé en San Luis Potosí, creo que fué vínculado a lo del tamarisco lo de la historia del tamarindo, y, el tamarisco, que lejos de ser lo que conozco en México, se refiere, dato cultural de todo buen blog alternativo, al género Tamarix, de la familia de las Tamaricáceas, que en cristiano son unos arbolitos y arbustos caducifolios que se dan por ahí los rumbos de los Reyes Magos.

Le terminé contando también de las bolsas del mandado que cargaba Mago, de las ofertas que siempre encontraba para los jitomates, las cebollas y la carne los sábados de la plaza de Tecamachalco y con las palabras en la boca aún, misteriosamente mi interlocutor se abrigaba y limpiaba unos lentes que no tenían micas para después desaparecer con una ráfaga de viento y humo.

Pagué la cuenta y en la billetera me dejó su tarjeta para eventos infantiles.

Si lo quieren conocer, anoten con cuidado su dirección. Dice así

Mago Magazo
Eventos Especiales Mágicos
Av. Inc...........................................

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Mago ?? quieres hablar de magos??,, mago el hijo de puta de carlos salinas de gortari, ese si es mago hijo de la chingada, el hijo de puta tuvo la maravilla de desaparecer los recursos del pais!!!, eso si que es magia!! no mamaditas de conejitos y pendejada y media..

9:28 p.m.  

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