El Señor Globero del 14
Honestamente, amigos que leen a este escritor (si es que yo soy escritor y ustedes mis amigos), han estado vagando por mi cabeza muchas ideas últimamente, ideas que como troncos rotos o popotes malmordidos, tienen una función incierta y una forma de explicarse que no me resulta sencilla de explicar (la redundancia fué a propósito (malditos criticones!)).
El amor con todo y su fría coraza, en la actualidad aún se le encuentran hilachos de tibio a esa palabra de cinco letras.
Recientemente, escribía algo para una persona única en mi vida, le decía que con ella aprendí que el amor no es una palabra sino una expresión, creo que esa forma de expresarme viene de un derivado concluido con Pakirrí en una noche de quesadillas. Por aquella noche densa de libros tirados y cucarachas correteadas por pulcritud y diversión, concluí, también, que la felicidad no es un estado de pertenencia como pudiese ser la relización cuando un Contador egresado escala de Director de Hacienda o como la Copa del Mundo para un futbolista frustrado del América. La felicidad, creo yo, es una actitud.
Y así fue, como en terciopelo rojo intenté: vivir y amar no coexisten siempre en armonía, pero no puede haber uno sin el otro.
Después me sentí enamorado de todo lo que se siente cuando ella está cerquita.
Un señor globero no vendió nunca un globo para una amiga que siempre lo quiso, y yo hice el intento absurdo que hacen los papás cuando nos compran la paleta para callar nuestro llanto: le regalé esa paleta de Helio.
En ese punto del 14 de Febrero al que hago referencia (puntualizo la importancia de las fechas porque nos hacen sentir mas vibrantes las acciones: así como los abrazos en Noche Buena, los te quiero saben mas en 14 (con todo y la contracorriente que nos dice que es un día corriente); creo que es igual a los cumpleaños, no dejan de ser días comunes, pero que saben gigantescos cuando nos dice un buen amigo que le gusta estar viviendo esta vida con nosotros, codo a codo), recordé que llevar las fechas es también hacer las cosas cuando tienes que hacerlas, es como la Navidad que nos recuerda a la familia, o el 15 de Septiembre nos recuerda al tequila, Valentín debe recordarnos la emoción de los besos y el confort de un hombro cuando se le riega con lágrimas, debería enseñarnos eso en lugar de retarnos a encontrar los pedacitos de corazón que vienen enmedio de la bola de plastilina multicolor comercial de este día. No creén?
Mariana Olaya y su tristeza me enseñó eso.
Supe de mucha gente que se la pasó triste: la tristeza, como el amor, también es una actitud; lo indescifrable de esta actitud y de todas cuando nos invaden y poseén, es el hecho preciso de no poder cambiarlas por ser sus esclavos, es imposible Voluntad, pero a veces es exquisito. Ha habido alguna madre que ría con la muerte de su hijo? con mucha actitud que se cuelgue, se podrán borrar esas ojeras salinas?

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