Tremebunda...

Sí, ya sé que tiene mucho tiempo desde la última vez que me sobró tiempo para escribir en el blog.
Y sí, también sé que ahora tengo más tiempo que nunca y ya no escribó; ya lo sé, eso y que cada vez escribó menos... Soy el escritor que cada vez escribe y leé menos, al que ya no le salen las palabras ni las lágrimas...
Pero hoy tengo una historia..
La historia de hoy les va a regalar una rebanada de la calabaza naranja que es mi vida, un poquito de cascara y
contenido que nunca se libra tambén de la semilla; es la historia de Tremebunda y lo peculiar de su entorno
Tremebunda, genialidad en la concepción del nombre y sutil en la delicadeza con que sus formas me abrigan es mi guitarra; una Yamaha C-70 Clásica y de medio concierto (eso de "medio concierto" nunca supe que era...) mi compañera de melodías melancólicas y repetitivas: siempre canto las mismas en lo que ella toca siempre algo diferente. Se parece a las parejas cuando se descubren los cuerpos: siempre se dicen lo mismo aunque cada vez se tocan diferente.
Tremebunda tiene 6 notas naturales (Mi, La, Re, Sol, Si, Mi), tremebunda es un ciclo, comienza en mí y termina en mí; creo que por eso comulgamos en las noches y en los nervios, yo con los de los dedos y ella con
los de nylon. Iniciamos y terminamos en
Mi... pero nunca cantamos para
La vida buena,
Re petimos y repetimos el canto a la melancolía, le cantamos al
Sol y sus analogías, como de aquella mujer que me cobija en su recuerdo con los dos soles infinitos que me obsequia...
Si hoy me leyera... ay cuanto la quiero... y ella a tanto tanto a...